
Los que estamos en el ambiente del básquet de Mar del Plata (y algunos que no también) conocemos la historia de Iradukunda Martin, Ira para todos.
¿Pero tomamos dimensión de los que vivió este chico? Por eso esta nota de los colegas olavarrienses, quienes desde la distancia se ocuparon de esta historia, nos ponen en perspectiva de ello.
Cómo sus padres lo conocieron y lograron salvarlo del calvario que era Ruanda, para traerlo a la Argentina y hacerlo conocer el básquet.
Daniel Lovano / Infoeme.com.ar
Iradukunda Martín nació el 15 de marzo de 1994 en la colina Musambira, Ruanda, un dato que no tendría nada de extraño si no fuera porque en el momento que vio la luz su país estaba sumergido en una cruenta guerra civil entre las etnias hutus y tutsis, que le costó la vida a 800 mil personas, un 11 por ciento de la población y el 80 por ciento de los tutsis.
Su mamá Hilarie y su papá Martino murieron degollados cuando tenía sólo dos meses. A los diez pesaba apenas cinco kilos, pero aparecieron en su vida Laura Accinelli y Pedro Sabando, una enfermera y un médico marplatenses que trabajaban para la ONG “Médicos en Catástrofe”, que lo rescataron de los horrores de la guerra.
Fue su tía Benancia quien encontró el salvoconducto, cuando se vio impotente para frenar su desnutrición. “Le debo la vida; si no hubiese tomado esa decisión en aquel momento quizás yo no estaría vivo ahora” contó Martín algunos minutos después del partido de este viernes en el “Juan Manolio”.
Cuentan que cuando era pequeño, en la puerta del club Unión, dos chicos rubios le gritaron “¡Qué feo negro!”, que su madre de la vida se hizo la sorda, pero su hermano Marcos no pudo y respondió: “Más feo serás vos, ¡desteñido!”.
Ese fue uno de los pocos hechos de discriminación que debió soportar a en un país que ya es el suyo desde hace 17 años y del que tomará la ciudadanía en los próximos meses. “Yo me siento muy feliz en la Argentina. Estoy terminando el secundario, juego al basket, tengo amigos como cualquier chico de mi edad y me tratan muy bien, y yo me siento uno más” destacó.
En Ruanda quedaron tres hermanos, Ingra de 28 años; Dufatzaye de 23 y Pacifique de 20. “Nunca volví a Ruanda, pero si Dios quiere este año vamos a volver para ver a mis tres hermanos, con los que me comunicó a menudo por Facebook. ¿En que idioma? No… yo uso el traductor de Google, más fácil” contó con un gesto pícaro.
“Mi mamá adoptiva me cuenta cosas sobre mis padres, que por supuesto yo no conocí, tampoco tengo una sola foto de ellos, y con mis hermanos ruandeses también hablamos, aunque tampoco los llegaron a conocer” reveló.
“Sé todo lo que pasó en mi país; mis papás adoptivos me contaron todo, leo y tengo bien claro como fueron las cosas; sé cómo vivían, el idioma, sus costumbres. Lo he asimilado bien, y me siento un afortunado de no haber vivido todo ese horror de la guerra civil porque mis padres me trajeron a la Argentina. Lamentablemente son cosas que sufre todo el mundo” señaló.
Martín no sabe, y da la sensación de que no le interesa demasiado, si su familia pertenece a la etnia de los hutus y de los tutsis. Más, una vez finalizada la guerra civil desapareció de los documentos ruandeses las mención de la ascendencia. “No tiene explicación que el ser humano se vuelva tan loco y haga las cosas que hizo en mi país” afirmó.
Gracias a la vida, su presente es mucho más feliz que su pasado, que además comparte con sus hermanos Marcos y Melina. “Antes cuando éramos chicos nos peleábamos como todos los hermanos, pero ahora nos llevamos muy bien, tenemos una muy buena relación”.
“Cuando vine a la Argentina estaba desnutrido, tenía muchos problemas de salud, pero ahora gracias a Dios me siento muy bien” señaló Iradukunda desde su metro ochenta y pico de altura, que ama el basquetbol y es hincha de Quilmes de Mar del Plata. “Por influencia familiar voy a seguir medicina, porque mi papá es médico” adelantó.
“¿Qué son mis padres adoptivos para mí? Mi vida; me salvaron de la muerte y me dieron todo” cerró Iradukunda Martín, protagonista de una gran historia de amor. De las que no aparecen en ninguna novela.
Que bueno que estes viviendo feliz en nuestro pais disfrutando de la vida, de tu familia, de los amigos y del basquet.
El gesto de discriminacion mencionado es el comun y normal contagio social que vivimos hoy en dia. Por estos tiempos frases como “negros de mierda, son negros”, por citar algunas para muchos pasan desapercibidas y creo yo que las sienten normales. Para esta gente que las deja pasar, me pregunto si piensan lo que vivieron durante su infancia y las nulas herramientas que tuvieron para poder vivir con dignidad? Dejen el cobarde egoismo de lado y sean personas.
Conmovido por tu historia te mando un saludo Ira a vos y a tu familia.
Ira realmente si hay un protagonista de esta historia es el. Amor de tus padres pedro y laura que desde el anonimato no solo sehan quedado con este solo gesto sino que su vida que pocos conocen es un dar permanente al projimo sin. Esperar nada a. cambio son realmente un ejemplo a seguir Dios te ha bendecido enormemente dale gracias martin o ira como mas te guste por esos papas que te regalo un gran ejemplo de amor de familia los quiero mucho fernando
No hay muchas mas palabras, una historia de AMOR muy grande de esas que se hacen desde el corazón como son tus padres LAURA y PEDRO, desde donde los conozco te puedo decir que los Quiero mucho.- Un regalo del cielo, eran para vos.-